Exceso de calor
Seguro que en invierno llevas un gorro de lana o la capucha puesta para protegerte de los elementos.
Sin embargo, el exceso de capas puede hacer que sudemos más, con lo que el pelo parece más graso de lo normal. La textura del sebo puede hacerse más fluida a temperaturas elevadas y, sumado al sudor, puede extenderse por el cabello y darle un aspecto graso a la raíz.
También aumenta el riesgo de los brotes de caspa, ya que los microclimas más húmedos y cálidos que se crean alrededor del cuero cabelludo son ideales para que el microbio que causa la caspa prolifere.
Por suerte, no tienes que dejar de cubrirte ni evitar llevar gorros en invierno. Solo tienes que elegir un champú que combata la grasa y mantenga la caspa a raya, como el Champú Citrus Fresh.
Lavarse menos el pelo
Es posible que en invierno cambies tu rutina de aseo capilar y te laves la cabeza con menos frecuencia.
Quizás porque sudas menos que en verano o porque cuando hace frío el pelo tarda más en secarse. Sea por lo que sea, esto puede hacer que tu pelo se vea más graso.
Tu cuero cabelludo produce grasas constantemente, cada hora del día. Por eso, sin champú, el exceso de grasas puede acumularse y atrapar las partículas de suciedad y polvo.
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